Las polillas se destacan por su apego en la indumentaria de los humanos, especialmente, para alimentarse con las prendas que están tejidas con lana.

Mantienen un proceso de metamorfosis que va del huevo, luego pasa a convertirse en larva, hasta volverse capullo y finalmente adulto. Cada polilla adulta llega a poner más de cien huevos. Al cabo de unos pocos días, de dichos huevos nace una pequeña larva, y es allí donde se alimenta de tejidos naturales (lana, piel, entre otras) durante al menos tres meses. Las fumigaciones contra polillas son recomendadas en la época de primavera para evitar que en el verano se nos llene la casa de estos insectos.

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